La pasión de Cristo: Esto no es Scorsese ni Zefirelli

Año 30 de nuestra era. En la provincia romana de Palestina, un misterioso carpintero judío llamado Jesús de Nazareth comienza a enseñar públicamente y a anunciar la llegada del “reinado de Dios”. Durante siglos, el pueblo judío había esperado la aparición del prometido libertador conocido como el Mesías -un personaje que les devolvería su antigua dignidad, y les liberaría su patria sagrada de todo mal y sufrimiento-. En las mentes de muchos, Jesús parecía ser el Mesías. Rodeado de un grupo central de doce discípulos, Jesús comienza a atraer a una multitud masiva de seguidores de los pueblos de Galilea y Judea, quienes le alabarán como su Mesías y su rey. Al mismo tiempo, Jesús tenía también muchos enemigos en Jerusalen. El Sanedrin, el consejo de gobierno compuesto por los sacerdotes judíos y los fariseos más influyentes, conspira para condenar a Jesús a la muerte. Con la ayuda de Judas Iscariot, un miembro del círculo íntimo de Jesús, el sanedrín logra arrestar a Jesús, entregándole a las autoridades seculares romanas acusándole sin fundamento de traición contra Roma. Aunque Jesús les explicaba que su reino era celestial y espiritual, el procurador romano Poncio Pilato, enfrentado con la posibilidad de un motín, ordena expulsar a Jesús de la ciudad y que le crucifiquen como a un vulgar criminal.

Impactante y cruel cinta dirigida por Mel Gibson (un actor de grandes creencias católicas) que centra su atención en las ultimas 12 horas de la vida de Jesús, mostrando de manera hiperrealista la pasión y denostando cualquier otra faceta del líder judío proclamado como el hijo de Dios. La película (basada en los cuatro evangelios) cumple con su cometido de llegar y conmocionar al espectador, el problema es que lo único que parece interesar a su creador es la descripción con lujo de detalles del sufrimiento despiadado y con grandes toques de gore, provocando un clima mas similar a el de una cinta de terror que a un drama biblico que pretende dejar un mensaje de amor.

Existen otros problemas, “La Pasión” de Mel Gibson no es original, no sólo por basarse en una historia que ha sido llevada ala pantalla grande y chica decenas de veces sino porque su visión del tema es plenamente convencional, muy alejada de la desmitificadora “the Last Temptation of the Christ” de Martin Scorsese o la archi religiosa “Jesús of Nazareth” de Franco Zefirelli. Además tiene algunos fallos históricos de importancia : la visión de Barrabas (el cual es mostrado como un estúpido infeliz), es totalmente errónea, ya que el autentico Barrabas es mostrado en los relatos bíblicos como un importante prisionero político. Otro fallo histórico importante es la presencia de mujeres dentro del templo (lugar al cual no podían acceder). El tercer fallo (y quizás el mas importante de todo el filme) es que la catarsis que Gibson pretende buscar con su película se ve beneficiada únicamente con la violencia reprimida por su autor, mostrando una gratuita exhibición de gore y un cuasi insufrible sufrimiento que pareciera buscar el morbo fácil.

Sin embargo, en el aspecto técnico la película es impecable (aunque a veces mister Gibson abuse del Slow motion), y logra despertar el interés de todos los que tengan la oportunidad de “disfrutar” de esta experiencia cinematográfica. Las opiniones en cuanto a su expresión violenta y su supuesta profundidad espiritual quedarán a opinión de cada quien, lo que esta claro y sin ninguna duda es que este es una obra muy personal de su autor que trata de dar un espeso énfasis emocional a su propuesta