El maquinista: Christian Bale el camaleón

Trevor Reznik, un empleado de una fábrica, padece desde hace tiempo un grave problema de insomnio, un mal que él esconde y que le provoca serias alucinaciones. Trevor no duerme desde hace un año. La fatiga le ha comportado un horrible deterioro de su condición física y su salud mental. Repelidos por su aspecto físico, sus compañeros de trabajo primero le evitan, y después se volverán contra él cuando uno de ellos pierde un brazo en un incidente en el que Trevor se ve involucrado. Se ha convertido en una carga para sí mismo y los demás, y quieren echarle. Atormentado por la culpa, la vergüenza de Trevor se transforma en sospecha, y después en paranoia, cuando parece que sus compañeros conspiran para conseguir que sea despedido, o algo peor. Primero encuentra crípticas notas que alguien ha dejado en su apartamento. Seguidamente, se le dice que el misterioso compañero también involucrado en el accidente no existe. Con la firme determinación de encontrar una respuesta, Trevor investiga los extraños sucesos que están convirtiendo su mundo en una pesadilla. Pero cuanto más descubra, menos querrá saber.

Una sólida historia de culpas y penitencias, llena de un magnetismo cuasi irresistible, además de algunas pinceladas de gran cine de género, todo esto engrandecido por una impresionante actuación del eficiente Christian Bale, el cual logra la mejor personificación de su en sus mas de 10 años de carrera, junto al citado Bale encontramos un generoso grupo de actores de soporte: Jennifer Jason Leigh, Aitana Sánchez-Gijón y Michael Ironside.

Esta elaborada historia acerca del desolador sentimiento de culpa inspirada en el mundo de David Lynch y con retazos del sorprendente Thriller post noir de Christopher Nolan (Memento) deja una relativa decepción al final de su metraje, con un desenlace lógico pero poco inspirado e imaginativo sobre todo si lo comparamos con su interesante desarrollo, dejando algunos cabos sueltos. “El Maquinista” está indudablemente por encima del promedio de los thrillers actuales, pero si el guión hubiera sido más incisivo y se hubiera encargado de solventar todas sus interrogantes o al contrario, hubiera tomado el camino del surrealismo y la interpretación el resultado hubiera sido mucho mas apasionante.

Mención especial en el apartado técnico para el fotógrafo Xavier Giménez y la atmosférica música de Roque Baños.